¿El Ayuno Intermitente debilita el Sistema Inmunitario?

El Sistema inmunitario es clave para mantenernos sanos y hoy es un tema que está en la mente de muchos, por eso este post “¿El Ayuno Intermitente debilita el Sistema Inmunitario?” te va a interesar.

Tener buenas defensas siempre es prioritario, pero qué pasa con ellas si hacemos ayuno intermitente…

Sistema Inmunitario, ¿Qué es y cómo funciona?

El sistema inmune o sistema inmunitario es el encargado de proteger al cuerpo de cualquier amenaza como los microorganismos, virus, bacterias, hongos, patógenos u otros agentes externos como las radiaciones y contaminación; también lo protege de agentes internos, caso de las células cancerosas por ejemplo.

El sistema inmunológico es un conjunto de moléculas solubles (proteínas del sistema complemento, los anticuerpos, la histamina, etc.) en diferentes fluidos como la sangre y linfa y las células localizadas en diferentes tejidos y órganos, como médula ósea, timo, bazo, ganglios linfáticos y tejido linfoide asociado a las mucosas.

En la médula ósea se generan los leucocitos o glóbulos blancos, unas células especializadas en la función inmune y que pueden ser de diferente tipo como neutrófilos, linfocitos, eosinófilos, basófilos, mastocitos, monocitos, células dendríticas y macrófagos, todas se movilizan a través de la sangre y el sistema linfático hacia los distintos órganos, y son parte de un complejo y coordinado sistema encargado de la defensa.

Para que el sistema inmunitario logre mantener la homeostasis o equilibrio interno, recurre a tres barreras;

1. Barreras físicas, químicas y humorales, las primeras la conforman la piel, las mucosas, la saliva y las lágrimas, que se complementan con los pulmones, intestinos y aparato genitourinario y las humorales son la fiebre, inflamación y el sistema del complemento.

En esta barrera se hacen presente la tos, estornudos, orina, microbiota, el ácido gástrico, etc., cada uno con un rol importante dentro de esta primera línea defensiva.

2. Barrera secundaria o inmunidad innata, permite una respuesta rápida e inespecífica. Aquí los glóbulos blancos, también llamados leucocitos, son los protagonistas del sistema inmune, quienes luchan directamente contra los invasores.

Son solo el 1% de las células en la sangre; tienen una vida corta, de 1 a 3 días, por lo que el cuerpo siempre debe fabricarlos.

Aquí encontramos por ejemplo los monocitos, responsables de atacar a las bacterias; los linfocitos, que crean los anticuerpos para cualquier amenaza; los neutrófilos, que matan a las bacterias y hongos; los basófilos, que segregan un químico para avisar al cuerpo que hay agente infeccioso y los eosinófilos que atacan parásitos y células cancerígenas.

3. Barrera de inmunidad adquirida, está última es la más sofisticada ya que crea una memoria inmunitaria que permite una respuesta más eficiente en caso de que el cuerpo vuelva  a “lidiar” con la misma amenaza.

Las células del sistema inmunitario adaptativo son una clase especial de leucocitos, llamados linfocitos y que pueden ser células B o células T y se derivan de células madre hematopoyéticas pluripotenciales de la médula ósea. Estas serán las encargadas de producir los anticuerpos.

Lo expresado hasta aquí es una forma simplificada de cómo tú cuerpo responde ante las amenazas.

Sin embargo, puede suceder que se presente una falla en el sistema inmunitario y ello derive en una inmunodeficiencia, es decir que funcione mal, o puede suceder que esa falla en el SI haga que no pueda distinguir entre las células del cuerpo y las que no pertenecen a éste, y que lo lleve a atacar a sus propias células y tejidos por error, casos de enfermedades autoinmunes como la enfermedad de Hashimoto, la artritis reumatoide, la diabetes mellitus tipo 1 y el lupus.

Ayuno Intermitente (AI) y Sistema Inmunitario (SI)

En un estudio publicado en octubre del 2020, la revisión tuvo como objetivo revisar el potencial inmunomodulador del ayuno intermitente y la posibilidad de constituir un enfoque preventivo prometedor contra COVID-19. Dicho estudio arroja ideas interesantes sobre el rol del ayuno en beneficio del SI. (Fuente)

Los planteamientos se entienden en la medida en que la restricción calórica en forma de ayuno intermitente, en varios entornos clínicos, promueve varios beneficios para la salud, incluida la preparación de la respuesta inmunitaria.

Además, se hace referencia a la autofagia como un sistema potencial de vigilancia celular que desempeña un papel fundamental en la regulación de la inmunidad innata y adaptativa. La inducción de la autofagia puede potencialmente promover el sistema inmunológico.

Sumado a ello, el ayuno reduce la inflamación, lo que podría implicar beneficios para la salud en ciertas enfermedades, como la obesidad, el asma y la artritis reumatoide, en las que la respuesta inflamatoria está implicada de manera crucial.

Por último, se observó que el ayuno mejoró la sensibilidad a la insulina y promovió la resistencia celular al estrés y, por lo tanto, ayudó a desarrollar la resiliencia en la respuesta inmune.

Aunque estas conclusiones son muy prometedoras, vale aclarar nuevamente que la propuesta es acudir al ayuno como un medio preventivo, lo que no implica tener que realizarlo si está cursando ese tipo de enfermedad, ya que podría ser contraproducente. Además, el ayuno debe ser controlado y adecuado a las condiciones médicas de cada persona en especial.

Considerando lo mencionado, la importancia de tener un buen sistema inmune es clave para nuestra salud y lo cierto es que el ayuno puede ser una herramienta con importantes beneficios para lograrlo, en la medida en que contribuye a la salud de forma integral.

Ya hablamos de los beneficios comprobados científicamente del ayuno intermitente y son justamente ellos los responsables de promover una buena salud y un buen sistema inmune.

Entre los primeros beneficios del AI esta la pérdida de peso y por consiguiente el control de la obesidad, una enfermedad que tiene efecto inmunosupresor, generando un alto riesgo de contraer enfermedades.

La limpieza celular o autofagia, sin dudas es un efecto positivo que se produce a partir de las 16 horas de ayuno y contribuye a las defensas del cuerpo gracias a que depuramos el organismo de células dañadas y viejas, incluso de células tumorales, disminuyendo así la carga vírica y facilitando en alguna medida la tarea del SI.

También es positiva la acción de la autofagia en la regeneración de la piel por ejemplo, una barrera natural muy importante para contener el avance de amenazas al SI.

Por otro lado, con el ayuno producimos cuerpos cetónicos, una fuente de energía alterna que reemplaza a la glucosa y ayuda a controlar los niveles de inflamación, los radicales libres y la tasa de glicación.

Asimismo, las cetonas son una fuente energética más eficiente para el funcionamiento del sistema inmunitario, que necesita energía suficiente para dar respuestas inmediatas a potenciales agentes agresores.

El AI también es una buena herramienta para la salud del intestino, uno de los órganos con mayor presencia del sistema inmune; lo que permitirá una buena asimilación de nutrientes, muchos de ellos de gran relevancia para el fortalecimiento del sistema inmune como la vitamina C y D, Zinc, etc.

se ha revelado que el ayuno disminuye la inmunosenescencia, es decir disminuye la velocidad de envejecimiento del sistema inmune que, como todo el cuerpo, con el paso de los años pierde de a poco sus habilidades y es menos eficiente a la hora de defenderse de patógenos. Hay una regeneración del SI, que equivale a una mayor esperanza de vida y disminución de la incidencia de enfermedades relacionadas con el sistema inmune. (Fuente)

En esta lista de efectos buenos del ayuno sobre el sistema inmune, debemos agregar su importante rol en la reducción de la permeabilidad intestinal, su colaboración en el reposo del tubo digestivo, la mejora de la microbiota, la generación y el aumento de movimientos de células madre, su función preventiva frente al envejecimiento de todo el cuerpo, entre otros efectos.

Antes de finalizar, una aclaración que vale tenerla presente es que el AI provoca en el cuerpo un estado de inmunosupresión, esto se deriva de efectos del ayuno en las hormonas de la contrarregulación  como el aumento del cortisol, en casos de ayunos prolongado por ejemplo; o también, debido a que durante el ayuno el cuerpo utiliza la energía para repararse.

No obstante esto no debe entenderse como que el Ayuno Intermitente debilita el Sistema Inmunitario, ya que es un estado pasajero que se suprime una vez que se come.


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