Pensar en dietas es igual desplegar una lista interminable de pautas alimenticias que procuran una restricción calórica, un superávit calórico, cuidados especiales como por ejemplo dietas para diabéticos, dietas para hipertensos, etc., algunas muy famosas, otras no tanto, pero todas con una finalidad que produce algún efecto en tu cuerpo a partir de los alimentos que vas a ingerir.
En este post vamos a conocer una de las dietas que desde hace unos años se ha vuelto tendencia, tanto por su impacto en la pérdida de peso como por los beneficios que trae aparejada su práctica.
¿Qué es la Dieta Keto o Dieta Cetogénica?
La dieta Keto fue diseñada como un régimen alimenticio para personas que padecen enfermedades psiquiátricas y neurológicas, pero con el tiempo, se observaron beneficios en personas con sobrepeso y obesidad, entre otras patologías.
La dieta Cetogénica es un plan de alimentación que consiste en ingerir alimentos ricos en grasa y proteína moderada, reduciendo al máximo la ingesta de carbohidratos. Se sugiere un 70% de grasa, 15% de proteína y menos del 20% de carbos.
Esto implica que podrás comer carnes, huevo, mariscos, lácteos, frutos secos, etc., pero están “prohibidas” las harinas (pan y pastas), papás, frutas, azúcares, etc.
El objetivo de dicha alimentación es entrar en lo que se llama un estado de cetosis, que permite la utilización de la grasa como principal fuente de energía.
La cetosis se logra cuando al no ingerir carbos (glucosa), el cuerpo va a necesitar una fuente alternativa de energía y es entonces cuando el hígado se va a encargar de convertir la grasa en moléculas de energía llamadas cetonas.
Entrar en estado de cetosis no es tan fácil ni tiene un tiempo específico que te indique que después de x cantidad de horas o de tal o cuál forma ya estás en él, todo va a depender de cada persona y de la forma correcta de alimentarse.
¿Todos podemos hacer la dieta Cetogénica?
Como toda dieta, es muy importante que reciba el control de un especialista que indique el tiempo y forma adecuada de realizarla, considerando las características físicas y necesidades de la persona que la va a practicar.
El seguimiento de un médico es necesario ya que su práctica prolongada genera ciertos efectos que deben ser supervisados, entre ellos:
Los alimentos recomendados para hacer este tipo de dieta no aportan la suficiente cantidad y variedad de vitaminas, fibras y minerales.
La falta de fibra de los alimentos que incluye la dieta Keto puede ocasionar problemas como estreñimiento o distensión abdominal si no se incorporan las verduras adecuadas.
La dieta puede ocasionar al principio mucha pérdida y ello necesita que sea complementado por la ingesta de electrolitos para evitar malestares propios de la deshidratación.
La falta de control puede derivar en resistencia a la insulina, pérdida de masa muscular, gripe cetogénica y otras complicaciones.
Según el tipo de alimentación será necesario tomar suplementos especiales que cubran los requerimientos corporales de la persona.
Si eres atleta, la incorporación de la dieta Keto a tu vida requerirá de supervisión para evitar problemas en el rendimiento ocasionados por la reducción en la ingesta de glucosa.
Por último,
Es claro que debemos tener siempre presente que, la cantidad de alimentos y tipos de alimentos que se van a consumir diariamente, deben tener un control que cumpla con los estándares de este tipo de dietas y que sean efectivos para entrar en un estado de cetosis.
Asimismo, es bueno no perder de vista que este tipo de dietas necesita un periodo de adaptación en el cual pueden presentarse efectos no deseados como irritabilidad, mal aliento, baja energía, cefaleas, insomnio, etc., factores que indican el paso de un cuerpo acostumbrado a los carbos a uno que utilizará grasa como su principal fuente de energía.
Beneficios de la Dieta Keto
Siguiendo un plan alimenticio adecuado, la dieta Cetogénica puede tener un buen impacto en tu salud en general y también para personas con determinadas afectaciones, veamos algunos de sus beneficios.
El beneficio más destacado en este último tiempo es que con la dieta Keto, al no ingerir carbos y mantener niveles de insulina muy bajos, es mucho más eficiente la quema de grasas.
Hay estudios que demuestran que la dieta baja en carbohidratos es mejor que una dieta baja en grasas para el descenso de peso y pérdida de grasa. Detalles aquí.
No obstante, vale aclarar que la pérdida de peso se relaciona directamente con un déficit calórico que se produce naturalmente al momento de que uno cambia la alimentación y que lleva a disminuir la sensación de hambre.
Otro de los aspectos positivos es que tus niveles de energía permanecerán constantes, sin depender de la ingesta de glucosa de los carbohidratos y que generan cierta dependencia para estar activos en los distintos momentos del día.
La dieta cetogénica es eficaz para revertir la diabetes tipo 2 según lo indica un estudio del 2018, que además resalta la mejoría en presión arterial, resistencia a la insulina e indicadores inflamatorios.
También se sugiere la práctica de una dieta Keto como tratamiento para abordar afecciones como el síndrome de intestino irritable, síndrome de ovario poliquístico, deterioro cognitivo y enfermedades neurológicas como Alzheimer, mejora de salud reproductiva y fertilidad de mujeres y como terapia complementaria para ciertos tipos de cáncer.
Dieta Cetogénica y Ayuno Intermitente
Complementar la dieta Keto con el ayuno intermitente puede ser una buena idea.
Uno de los efectos del ayuno intermitente es lograr un estado de cetosis, por lo que si se práctica el ayuno y la dieta, es posible lograrlo más rápido y si a ello le sumas el ejercicio en ayunas, que permite consumir los depósitos de glucógenos, puede resultar aún mejor.
Por otro lado, la dieta Keto, luego de superado el periodo de adaptación, genera una sensación de saciedad más duradera y permite el control del apetito, es decir, vas a comer cuando realmente tengas hambre y ello facilita la práctica del ayuno. Una combinación muy beneficiosa para obtener buenos resultados con la flexibilidad metabólica.
Sumado a ello, ambos implican promoción de la autofagia o regeneración celular, beneficios intestinales, mejora a la sensibilidad a la insulina y mejoras cognitivas.
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